NO SUSTITUYAS EL ORO POR EL BRONCE
El bronce brilla como el oro, y para el ojo no entrenado parece como si fuera oro. Sin embargo, Roboam sustituyo un artículo de menor valor por uno de mayor valor. La mayoría de la gente probablemente ni siquiera supo la diferencia.
Lo mismo ocurre en el ministerio. Cuando tú comienzas a pensar que tú tienes que ser el que da el show, esto puede suceder con facilidad. Cuando tú predicas la Palabra y los ojos de las personas son abiertos, eso es éxito. ¡Sí! Eso es verdad. Cuando tu estas ministrando y se te da palabra de conocimiento y pones las manos sobre los enfermos y se recuperan, eso es un éxito. ¡Sí! Realmente lo es, ¿está el oro verdadero en todas estas cosas? ¡Sí! Sin embargo, así como el verdadero oro son los dones del Espíritu Santo y su ministración, puede haber tentación para sustituir el verdadero por el bronce.
Yo estaba en un servicio en una iglesia donde el pastor dio aproximadamente 20 palabras de conocimiento para sanación durante el servicio de comunión. Después de la comunión él dijo, “Esta bien, cualquiera de Uds. Que tuvo esas palabras de conocimiento que llamamos y fue sanando, quiero que se pare”. Ni una sola persona se paró, él erró veinte veces en un solo servicio. Otra vez, cuando mi esposa y yo estábamos en una convención. Pensamos que ella tenía una condición seria de salud en su cuerpo en ese momento, y yo estaba creyendo a Dios en relación a una situación seria en mi cuerpo. Sabíamos que un ministro en particular estaría hablando en la convención y dijimos "Esto es. Nosotros sabemos que debemos tener fe en Dios por nuestra cuenta, pero estamos soltando nuestra fe. Cuando este hombre ore por nosotros, vamos a obtener nuestra sanación."
Yo incluso le pedí a Dios para que el predicador compartiera un par de testimonios como confirmación. Con seguridad, estábamos en la primera fila, y él dijo algunas de las cosas que le había pedido a Dios que dijera. Él hizo el llamado al altar, y fuimos los primeros dos en la fila de sanación. Habían miles de personas pero éramos los número uno y dos. Mi esposa primero, y yo segundo. El ministro se acercó a ella. Puso su mano en la parte de atrás de su cuello y empujó su cabeza. Ella no se cayó. El ministro le dijo, "Hermana, no estás recibiendo. El problema es que no estás recibiendo." Así que finalmente, ella se cayó. Yo estaba allí parado pensando, “Okey, Solo me voy a caer. Voy a recibir. Sólo tócame amigo y me caeré. Si eso es lo que quieres. Yo lo haré. Sólo quiero mi sanidad”. Él me toca, y yo me caigo porque sé que hay alguien atrás para agarrarme (no quería que me empujara o que me pusiera ansioso por no recibir). No había terminado de estar en el piso por dos segundos cuando alguien me sujeto por la parte de atrás de mi brazo y me levantó (era un ujier diciéndome que me tenía que quitar del camino). ¿Crees que obtuve mi sanidad? De ninguna manera. ¿Crees que mi esposa obtuvo su sanidad? De ninguna manera.
Todo el mundo pensaba que el hombre era muy espiritual porque la gente se estaba cayendo. Él estaba más preocupado con la gente cayéndose que con las personas siendo genuinamente sanadas. ¿Sabes que es lo triste? Esto pasa a menudo en la Cristiandad Carismática.
El bronce está siendo sustituido por el oro. Es la gente percibiendo que algo está pasando cuando en realidad nada está pasando. La congregación piensa que el Espíritu de Dios se está derramando, cuando en realidad están siendo empujadas hacía abajo. Si Dios está contigo, no necesitas empujar a nadie. Los he visto caerse en África donde no usamos a quienes los atajen. He visto a varios caer sobre el concreto sin nadie detrás de ellos. He visto gente acercarse como a cinco pies del ministro, y pareciera que alguien los hubiera golpeado. Han sido tirados volando de regreso, golpeando a algunos en el proceso. El Espíritu de Dios hizo eso. No tienes que actuar y tratar de hacerlo para Dios. La gente puede ser sanada sin caerse. Otro Error Una segunda precaución: solo porque el Señor hizo algo de una forma en particular una vez, no significa que Él lo hará en la misma forma una y otra vez. Déjame darte una experiencia personal para ilustrar lo que estoy diciendo. Durante mi segundo año de escuela Bíblica me pidió mi pastor que predicara en una iglesia. Predique sobre diezmos y ofrendas. Fue de eso que me pidieron que predicara. No era acerca de lo que yo quería predicar. Bueno si me hubieran dicho habla sobre Milagros o algo, yo hubiera estado emocionado. Al final del sermón era literalmente como si un abrigo hubiera caído sobre mí. Y cuando eso pasó, estas fueron las palabras que salieron de mi boca: "Si tu estás acá y han orado varias veces por ti y no has recibido tu sanidad, ven ahora aquí. Obtendrás tu sanidad.” Ellos salieron y yo me acerque al primero. Puse mis manos sobre su cabeza, y comencé a orar. La toque, y fue como que si ella hubiera desaparecido. Ya se había caído al piso. Me acerqué a la persona siguiente. Era un hombre grande. Tenía un problema interno. Cuando puse mis manos sobre él, fue como que el fuego del Señor entrara en él, él fue y se sentó, y la señora que estaba sentada frente a él decía que era como estar sentada en frente de fuego abierto. Había tanto calor saliendo de él que ella dijo que estaba quemando su espalda. Fui a la línea y vi milagro tras milagro acontecer. Por último me acerqué a la última señora. Ella estaba en una silla de ruedas. Puse mis manos sobre ella y sentí el poder de Dios entrar en ella. Quite mis manos y le dije “Señora, P.D., tiene un desorden del nervio”. Ella preguntó, "¿Cómo supo eso?" "Dios me dijo." Ella tenía algún tipo de desorden del nervio que estaba afectando sus músculos. Yo puse mis manos sobre ella de nuevo y comencé a orar una segunda vez. El poder de Dios estaba entrando en ella, pero ella no caminó.
Después de un tiempo de estar ministrándola y de la iglesia orando, me eché hacia atrás y dije "¿Señora, cómo cree Ud., que yo supe que Ud. Tenía ese desorden?" Ella contestó que no sabía. Yo dije, “Dios me lo mostró para que Ud. Supiera que era Dios y no yo”. Por que ella estaba mirando al hombre y no a Dios. "Oh," dijo ella (inmediatamente, pude ver un cambio en sus ojos). "Sí, tú no podrías haber sabido eso. Así que Dios te lo dijo. Así que esto es Dios." De repente un pensamiento vino a mí, y le pregunté que quería por encima de todas las demás cosas. Ella dijo, "Quiero caminar." Yo le dije "Entonces necesitas hacer algo." Así, que ella se agachó y levantó los reposa pie de la silla de ruedas. Ella se levantó y caminó, y luego el poder de Dios la tumbo.
Alguien la vio en el hospital al día siguiente, caminando por el corredor con sus manos levantadas. Ella acababa de hacerse un chequeo. Todo estaba bien. Ella estaba saliendo del hospital, caminando por si misma (sin ninguna ayuda).
Ahora, escucha. Después de eso, una pequeña niña de la iglesia se me acercó y me dijo, "Hermano Russ, eso fue maravilloso. Era como ver a Jesús operar, caminar y moverse”. Por meses, pudieras haber pensado que era como Jesús: "Bendito Dios. Soy como Jesús."
Por favor toma nota de lo que estoy a punto de compartir contigo. Recuerda que estábamos hablando de sustituir el bronce por el oro. Recuerda como ya te alerté acerca de la presión del “éxito” y como puede afectar tu ministerio. Me pasó que la próxima vez que tuve una oportunidad para predicar. Llegó el momento de hacer el llamado al altar, y dije “Si tu estás aquí y han orado por ti muchas veces pero no has recibido tu sanidad, ven aquí. Ven aquí. Vas a obtener tu sanidad”. No funcionó. Ellos no obtuvieron su sanidad. Tú tienes que recordar siempre que no eres tú, es el Espíritu Santo. A veces nos ponemos a pensar que todo lo tenemos resuelto. Sólo porque has sido usado por Dios un par de veces, no te pongas a pensar que eras tú o que tú sabes exactamente lo que va a pasar. El Espíritu Santo no se mueve de la misma manera cada vez. Si tú empiezas a pensar así, comenzarás a “actuar” con el objetivo de alcanzar las demandas. Eso es muy peligroso.
También puedes caer en la trampa de pensar que no tienes que prepararte. Debes orar y estar preparado. Mantén el mensaje fresco. Asegúrate de que te mantienes agitado. Puedes caer en eso. No sustituyas el bronce por el oro. No estés empujando a la gente hacia abajo. No te pongas a usar cosas (por ejemplo: agua del Jordán y madera de la Tierra Prometida). No pongas condiciones sobre la unción de Dios. Su unción y poder no están a la venta. No puedes comprar respuestas del Señor. ¡Sé muy cuidadoso!
Fui una vez a una convención donde una persona en particular estaba ministrando. Bueno la gente estaba volando hacia abajo. Era la unción más poderosa que había visto alguna vez. Otra conferencia vino con el mismo predicador un poco tiempo después. Esta vez ellos llamaron para que viniera un estudiante del centro Bíblico para orar por él. Bueno, ese era yo. Entonces entendí porque la gente estaba volando hacia abajo. Estaban siendo empujados con tanta fuerza que ellos mismos no podían haber parado el caerse. ¡Eso es triste! Mi esposa y yo no obtuvimos nada en esa reunión tampoco. Ellos estaban más preocupados con las apariencias que acerca de que las personas fueran ministradas verdaderamente. No todo el mundo es así. Sin embargo, hay muchos sustituyendo el bronce por el oro. No existe una fórmula para aprender o una serie de acciones para hacer. Tienes que ser guiado por el Espíritu Santo. ¡No trates de manipular una situación! La desilusión entrará cuando estés más preocupado acerca de las señales visibles, exteriores del "éxito" de lo que lo estás acerca de las necesidades de las personas. Ese es un lugar peligroso dónde estar. No te tientes a sustituir el bronce por el oro. ¡No vale la pena!