misionESred = Plantando Iglesias

Id y haced discipulos a todas las naciones.

domingo, 19 de febrero de 2012

NUNCA SERA EL MISMO
(II parte)

Su experiencia como voluntario quizás no sea tan dramática como ésta. Pero al igual que
sucedió con Hinton, usted tampoco será el mismo. Esta experiencia lo cambiará. Verá
al mundo tal como es – las necesidades, el sufrimiento, el dolor – pero también como
puede llegar a ser con la esperanza y el amor de Cristo.

Los miembros de su iglesia tampoco serán los mismos. Su viaje misionero será motivo
para que sus ojos se abran a la realidad mundial. Sentirán que compartían su experiencia porque
invirtieron en apoyarlo a usted. Su amor y ánimo por las misiones se les contagiará.
En años recientes, miles de voluntarios a corto plazo han servido como misioneros en el extranjero por medio de la Junta de Misiones Internacionales.

De acuerdo con un informe anual de la IMB, los voluntarios participan en convenios de evangelismo y misiones, campañas evangelísticas y ministerios comunitarios. Sirven en diferentes áreas de salud pública y socorren a los damnificados por desastres naturales y los que padecen del hambre.

Construyen templos, cavan pozos, preparan alimentos, hacen reparaciones a equipos e instalaciones bautistas, entre muchas otras labores. Muchos sirven como médicos, enfermeras, dentistas, veterinarios, agricultores, educadores y paramédicos.

Enseñan inglés, colaboran en el entrenamiento para el discipulado, conferencias de líderes, la promoción de la mayordomía, la plantación de iglesias, así como en la predicación”.

Usted ha respondido al desafío de ser un voluntario en tu pais o en el extranjero.

¡Felicidades! ¡No se arrepentirá!


lunes, 13 de febrero de 2012

NUNCA SERA EL MISMO

“ Era el rostro más horrible que había visto” —dijo el voluntario Bautista del Sur Jack Hinton en su viaje a la isla caribeña de Tobago. Se encontraba entonces dirigiendo el tiempo de alabanza en el servicio de adoración en una colonia de leprosos.
En lugar de seleccionar los cantos él mismo, el pastor oriundo de Carolina del Norte, preguntó a los leprosos cuáles eran sus canciones favoritas. Cuando llegó el tiempo de entonar la última canción, una mujer que estaba sentada de espalda al púlpito se dio la vuelta. Le faltaba la nariz, las orejas y casi había perdido sus labios en su totalidad. “Levantó su mano sin dedos y preguntó: ‘¿Podemos cantar ¡Bendiciones, cuántas tienes ya!?’”

Sumamente conmovido, Hinton tuvo que abandonar el servicio. Otro voluntario lo siguió afuera para consolarlo. “Jack” —le dijo— “yo creo que nunca más podrás cantar esa canción, ¿verdad?”
–“Oh, sí lo haré” —dijo Hinton— pero nunca más la cantaré de la misma forma”.