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jueves, 3 de junio de 2010

II. DIOS CREÓ AL HOMBRE CON LIBRE ALBEDRÍO
Las Personas tienen El Derecho de Aceptar o Rechazar A Cristo
Así que Dios tuvo que crear al hombre con la libertad de elegir para que Él pudiera obtener lo que quería: amor verdadero. Por lo tanto, la gente tiene el derecho a aceptar o rechazar a Cristo. De otra forma, no habría amor verdadero; sería un amor desde la ignorancia y la manipulación. Esto regresa en círculo al explicar la dificultad de los hijos de Israel en el desierto. Debido a que Dios estableció al hombre como agentes morales libres, los hijos de Israel murieron en el desierto debido a su elección de no confiar en Dios ni de creer en Él.

A las Personas se les Da el Libre Albedrío Para Elegir Creer o No Creer en la Palabra de Dios
Regresando a Josué 1. Josué se está preparando para liderar a los hijos de Israel, la generación siguiente, a la Tierra Prometida después de cuarenta años en el desierto. Josué y Caleb habían sido parte del equipo de espías que se les había dado la tarea de entrar y evaluar la tierra y cualquier potencial enemigo. Todos los espías regresaron con el mismo reporte, pero hicieron elecciones diferentes en relación al reporte (Núm 13).


Los espías regresaron y dieron su reporte, no era un reporte diabólico. Fue su falta de fe en el Dios que servían lo que lo hizo diabólico. Reconocer una situación adversa o difícil está bien. Muchas personas hoy no admitirían que hay un problema; ellos niegan la situación por la que están pasando. "Oh, estoy sanado; estoy sanado. El cancer no está atacando mi cuerpo". Te está atacando a ti; negar la existencia de un problema no hace que desaparezca. Está bien reconocer la situación en la que te encuentras.


Josué y Caleb dieron el mismo reporte que los otros; sin embargo, ellos escogieron creer en Dios en medio de ello. Esa fue la diferencia entre ellos y los otros espías. "El cancer me está atacando pero no es mío. Sí, me está atacando, y estoy peleando la batalla de fe contra él. No lo estoy agarrando, pero es algo con lo que tengo que lidiar. “¿Ves la diferencia? Reconocer la situación, y luego usar tu fe. Los diez espías, ellos reconocieron la situación, pero no usaron ninguna fe con ella”.
Caleb: Subamos luego, y poseámosla; que más podremos que ella. (Núm 13:30b).
Diez Espías: Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo; porque es más fuerte que nosotros y vituperaron entre los hijos de Israel la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga á sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella, son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes: y éramos nosotros, á nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos á ellos. (13:31–33). [Los hijos de Israel lloraron y sollozaron toda la noche]
Hijos de Israel: Y quejáronse contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y díjoles toda la multitud: Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; ó en este desierto ojalá muriéramos! ¿Y por qué nos trae Jehová á esta tierra para caer á cuchillo y que nuestras mujeres y nuestros chiquitos sean por presa? ¿No nos sería major volvernos á Egipto? Y decían el uno al otro: Hagamos un capitán, y volvámonos á Egipto. (14:2–4). [Moisés, Aarón, Caleb, y Josué rompieron sus vestidos]
Josué y Caleb: Y hablaron á toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, él nos meterá en esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra,porque nuestro pan son; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová: no los temáis. (14:7–9).
Los diez espías se habían rendido antes de que la batalla comenzara: “y éramos nosotros, á nuestro parecer, como langostas". En realidad, la gente tenía miedo de ellos porque habían escuchado las historias de lo que Dios había hecho: sacar a los hijos de Israel de Egipto y luego cruzar el Mar Rojo. Josué y Caleb le dijeron a la congregación que sus enemigos no tenían fuerzas, ni defensa. Sin embargo, los hijos de Israel escogieron no creer en Dios; ellos miraron solo las circunstancias naturals y decidieron no confiar en Él. Ellos pagaron un gran precio por su desobediencia, y el precio está reflejado en su viaje a través del desierto.


Los Israelitas ni siquiera circuncidaban a los niños en el desierto. Y ese era un Pacto que Dios había establecido con Abraham (Gén 17:10–14). Al no querer cumplir los lineamientos del pacto nos muestra hoy cuan endurecidos de corazón se habían vuelto, cuan rebeldes se habían hecho, y cuanto más no creían en Dios.
Es lo mismo hoy. Las personas se han alejado tanto de Dios, volviéndose rebeldes y endurecidos de corazón. Se convierten en anti--‐Dios, muchas veces sin darse cuenta de lo que están haciendo. Es un error muy caro.




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